Colchones de cuna
Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, ¿verdad? Por eso, en el momento de buscar el primer colchón para nuestro hijo, la elección se vuelve muy difícil. Es donde va a descansar el bebé todas las noches y donde va a crecer. Nuestro bebé pasará unas 16 horas de media sobre su colchón de cuna durante su primer año de vida. El proceso de formación del bebé ha de ser perfecto, por lo tanto, el equipo de descanso ha de ser el más adecuado para ello.
Los colchones de cuna han de conseguir que el pequeño descanse sin ejercer puntos de presión sobre el cuerpo. Tampoco ha de ser muy blando para que el bebé tenga libertad de movimientos mientras duerme y no se hunda en él ni le dé mucha sensación de calor.
En el mercado existe una gran variedad de materiales para la fabricación de colchones. Uno de los aspectos más importante que determina la elección de un material determinado en un colchón es el peso del niño. Los colchones de muelles son firmes y, para que puedan ser usados por niños, deben tener un mínimo de 150 muelles, por lo que no serían los más recomendables. Por usabilidad y adaptabilidad, cabe destacar los modelos de espumación, látex o viscoelásticos. Los colchones de látex suelen ser más suaves, los de espumación más firmes, mientras que los colchones viscoelásticos disminuyen la presión y reparten el peso uniformemente por toda la superficie. En cualquier caso, dado el poco peso del durmiente, cualquiera de estas tres tecnologías sería idónea para un correcto descanso.
Independientemente de las necesidades del bebé, el colchón ha de ser higiénico, con una transpiración adecuada para que favorezca y mantenga la temperatura normal del cuerpo y sobretodo, que sea cómodo. Por eso, es muy importante ventilar frecuentemente el colchón, sobre todo en el caso de los modelos de látex natural.
Al igual que la higiene, que el colchón tenga un tratamiento antialérgico es primordial para ese primer año de vida del bebé. Durante este periodo, el colchón es susceptible de quedar manchado de saliva, orina, papilla u otros desechos orgánicos, que favorecen el cultivo de bacterias peligrosas para la salud del bebé. También hay que tener en cuenta los ácaros y otros microorganismos presentes en el ambiente. Por eso, también es importante que el colchón sea desenfundable o, mejor, colocar un protector de colchón que se pueda lavar de forma periódica y, de esta manera, cuidar siempre de la higiene y salud del bebé durante su descanso.
Siguiendo estas recomendaciones tu bebé conseguirá descansar perfectamente y su desarrollo será el deseado.